En las enfermedades cardiovasculares la clave fundamental es la prevención. Para esto es necesario conocer bien cuáles son los factores de riesgo y saber si uno tiene mayor o menor predisposición. Por eso, en este post explicaremos cada uno de los puntos que ponen a la persona en mayor riesgo de padecer una enfermedad coronaria que termine derivando en infarto.
-Hipertesión arterial
Es de las enfermedades cardiovasculares más comunes. El corazón bombea la sangre oxigenada a través de las arterias y hacia todos los órganos del cuerpo. Cuando la sangre transita por las arterias genera una presión. Hipertensión es cuando el promedio de la presión sitólica (también llamada máxima se mide cuando el corazón se contrae) y diastólica (mínima, se mide con el corazón en reposo) supera el límite de 140 mmhg para la primera y 90 mmhg para la segunda.

La hipertensión puede regularse con medicación y con un estilo de vida saludable.
-Tabaquismo
Esta enfermedad se lleva el primer puesto como causa de muerte prevenible, según la Organización Mundial de la Salud. Es la adicción a la nicotina que contienen los cigarrillos, además de otros miles de químicos más. Hay muchas enfermedades que se relacionan con el hábito de fumar (cáncer, EPOC, trombosis, etc), pero una de las principales son las cardiovasculares. Los infartos, las obstrucciones coronarias, de arterias en las piernas, del cerebro o la aorta, como también arritmias.
Solo fumar un cigarrillo al día, aumenta el riesgo de infarto cardíaco y ACV. Las posibilidad de padecer una cardiopatía es proporcional a la cantidad de cigarrillos fumados al día y al número de años en los que se mantiene este vicio. Un ex fumador puede recuperar su salud, ya que cuanto más tiempo pase sin exposición al humo, más se diluyen los efectos negativos, aunque no desaparecen por completo. La incidencia de la patología coronaria es tres veces mayor en fumadores que en no fumadores.
La nicotina y el monóxido de carbono son los responsables de producir isquemia cardíaca. La primera libera adrenalina y noradrenalina que dañan las paredes internas de las arterias, también aumenta el tono coronario con espasmo, genera alteraciones en la coagulación, sube el colesterol LDL (llamado “malo”) y reduce el HDL. En el caso del Monóxido de carbono sus efectos están relacionados a la disminución de oxígeno al músculo cardíaco y el aumento de colesterol y de agregabilidad plaquetaria (es decir la capacidad de formar coágulos).
-Dislipidemia

El nivel de colesterol total en sangre debe estar entre 150 y 200 mg/dl para estar en los parámetros normales, si es superior puede ser perjudicial para el cuerpo y relacionarse con la arterioesclerosis. Para que el LDL sea un valor normal tiene que ser menor a 130 mg/dl (sin embargo los pacientes cardíacos deben mantenerlo bajo los 100). Los valores normales del HDL en mujeres es mayor de 50 y en hombres mayor a 40 mg/dl.
Cuando el paciente sufre dislipidemia puede presentar acumulación de colesterol en la piel o en los tendones, también los xantelasmas palpebrales (colesterol en los párpados), anillos corneales (un círculo amarillento alrededor de la córnea).
Los Triglicéridos también son lípidos pero están en el tejido adiposo e intervienen en el endurecimiento y estrechamiento de las arterias. Los triglicéridos se almacenan en los tejidos como reservas de energía para los músculos y el cerebro. El nivel normal de triglicéridos en sangre debe ser menor a 150 mg/dl. Si es mayor, comienza a enfermar a las arterias. Están estrechamente vinculados a la diabetes y a la obesidad.
-Sedentarismo
El ejercicio es bueno para regular el peso, disminuir la grasa corporal, fortalecer el músculo cardíaco. Las personas sedentarias son más propensas a la obesidad y a desarrollar las enfermedades asociadas a la misma. Quienes se ejercitan regularmente tienen menos infartos de miocardio, accidentes cerebrovasculares y cáncer de colon, mama y vejiga.
El ejercicio también controla la diabetes, la hipertensión y el colesterol, así como reduce el estrés y la ansiedad.
Pero uno de los beneficios principales que aporta el ejercicio es mejorar las células que recubren las arterias por dentro.
Se recomienda al menos realizar 30 minutos diarios de ejercicio, que puede ser desde una caminata hasta una rutina de entrenamiento más intensa. Los pacientes que tienen enfermedad cardíaca deben consultar con su cardiólogo la intensidad y el estilo de ejercicios que pueden realizar.
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-Consumo de drogas y alcohol
El alcohol en exceso y a lo largo del tiempo puede dañar el corazón, ya que es tóxico para el músculo cardíaco y lo debilita. Según estudios realizados en animales, el etanol deprime la contracción del miocardio y además, libera catecolaminas desde la médula suprarrenal, lo que puede disfrazar la depresión del músculo cardíaco. Con el tiempo, este desgaste, puede producir miocardiopatía dilatada (corazón dilatado) y derivar en insuficiencia cardíaca. En algunos casos, el alcohol también puede generar arritmias como la fibrilación auricular.
En referencia al consumo de drogas (sustancias adictivas usadas para la estimulación o depresión del sistema nervioso central), cada tipo en especial tiene diferentes efectos y consecuencias en el cuerpo humano. Por ejemplo, la cocaína y sus derivados actúan sobre el sistema cardiovascular como consecuencia de la activación del sistema nervioso simpático. La adrenalina aumenta su concentración hasta cinco veces por sobre los niveles normales, se produce taquicardia, vasoconstricción e hipertensión. Según la Fundación del Corazón el peligro de sufrir un infarto agudo de miocardio en personas de bajo riesgo es 24 veces superior durante los 60 minutos siguientes al consumo de cocaína (independientemente de la dosis o de si es la primera vez que se consume). El éxtasis tiene consecuencias muy similares ya que estimulan la liberación de noradrenalina, dopamina y serotonina del sistema nervioso central.
En el caso de la marihuana, la dosis sí importa en los efectos cardiovasculares. Cuando es baja o moderada genera taquicardia y aumento del gasto cardíaco. Cuando la dosis es elevada genera bradicardia e hipotensión (baja de presión).Según la Fundación del Corazón el riesgo de infarto es 4,8 veces superior en los 60 minutos siguientes al consumo.
-Diabetes

Los pacientes con diabetes tienen mayor riesgo de ACV y enfermedades cardiovasculares como infarto de miocardio o angina de pecho. Además, pueden cursar eventos cardíacos de manera asintomática lo que hace más difícil el diagnóstico y el tratamiento a tiempo.
-Obesidad
También se trata de una enfermedad crónica en la que hay excesivo tejido adiposo (grasa). La obesidad es de los principales factores de riesgo para el infarto y otras enfermedades coronarias. Está asociada a la mala alimentación y el sedentarismo. Trae complicaciones como altos niveles de colesterol y triglicéridos, así como diabetes, hipertensión, trombosis venosa profunda, síndrome metabólico y problemas en los huesos y articulaciones, entre otros.
-Genética
La herencia es algo de lo que nadie puede escapar. Si hay antecedentes familiares de enfermedad cardíaca, las posibilidades de padecerlo son mayores. Por eso la prevención es fundamental.
La etnia también influye, los descendientes de raza africana tienen mayor probabilidades de sufrir enfermedad coronaria.
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