Dolores de cabeza, reflujo, gastritis, son algunos de los síntomas que surgen cuando uno ingiere alimentos por de más o comidas muy grasosas. Diciembre es esa época del año donde la tentación es más fuerte y donde se rompen todas las dietas y cuidados alimenticios que se estaban llevando a lo largo del año, en pos de darse algunos "gustitos".
Comer sano no tiene que ser sinónimo de comer aburrido o sin sabor. Hay formas de cocinar que conservan el sabor, la forma y la textura de los alimentos, sin necesidad de que incorporemos a nuestro cuerpo demasiadas grasas o azúcares. Los pacientes cardiológicos deben cuidar su alimentación para no tener complicaciones como suba de la presión arterial o del colesterol, entre otros. Por ejemplo no deben ingerir demasiadas grasas, tienen que mantener una dieta baja en sodio y consumir productos que aporten nutrientes. Esto no siginifica comer pollo hervido y verduras sin sabor todos los días. Hay maneras de cuidar la dieta sin perder el placer de degustar un rico plato.

A la hora de comprar los aderezos busque aquellos que tienen menor cantidad de grasas y sodio. Otra opción es hacerlos en casa prestando especial atención a las cantidades de grasa y sal que se le incorpora.
Para tener un plato bajo en sodio pero con sabor, puede reemplazar la sal por condimentos y hiervas. La sal de apio o de ajo pueden ser un buen sustituto que aporta gran sabor y poco sodio. Recuerde que el exceso de sodio en el cuerpo produce retención de líquidos y esto hace que el corazón deba trabajar más y se puede aumentar la presión arterial. Según la American Heart Society, el valor óptimo de ingesta de sodio es 1.500 miligramos por día.
A continuación los nombres que hay que identificar en las etiquetas de los alimentos, que son los que aportan sodio a las comidas.
- Sal (cloruro de sodio o NaCl)
- Glutamato monosódico (MSG)
- Bicarbonato de sodio
- Polvo de hornear
- Fosfato disódico
- Cualquier compuesto cuyo nombre incluya la palabra "sodio" o "Na"
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